Un Dios Perdonador

“¿Quién puede acusar de alguna cosa al pueblo de Dios? Es Dios quien nos justifica, así que ¿Quién puede condenarnos? Fue Cristo quien murió—y más importante aún, quien se levantó de los muertos—el que se sienta a la diestra de Dios, presentando nuestro caso.”

‭‭Romanos‬ ‭8:33-34‬ ‭VBL‬‬

Photo by Keenan Constance from Pexels

Las relaciones humanas nos permiten interactuar socialmente de diversas formas. A veces las relaciones son buenas y agradables, pero en otras ocasiones pueden llegar a convertirse en complejas y difíciles; en especial cuando se tienen puntos de vistas distintos. Si estas diferencias no son tratadas con el debido cuidado y respeto, con suma facilidad podemos llegar a cometer acciones ofensivas sin ni siquiera habérnoslo propuesto. Si a nuestro entender hemos sido gravemente ofendidos, es poco probable que volvamos a restaurar la relación que una vez tuvimos con esa persona. Aunque podamos expresarle sin resentimiento alguno que hemos “perdonado” su ofensa, en realidad, en nuestro interior nos queda cierta desconfianza y algunas heridas que debemos sanar.

«Dios borra por completo todos nuestros pecados pasados. Él no los vuelve a recordar.»

Cuando vemos cómo Dios Padre perdona al pecador que se acerca a Él arrepentido, vemos un trato distinto al que por lo general solemos dar. Dice la Biblia: «¡Vuelve a compadecerte de nosotros, y arroja todos nuestros pecados a lo más profundo del mar.» Miqueas 7:19 TLA. Dios borra por completo todos nuestros pecados pasados. Él no los vuelve a recordar. Nos trata como si nunca hubiéramos cometido mal alguno. Dios es quien nos justifica. Aunque su perdón no necesariamente nos exime de las consecuencias, con un genuino arrepentimiento, ante Él somos hechos como justos. ¡Qué gran Dios perdonador tenemos!

«Tómate un breve momento para reconocer y agradecer que las riquezas de la misericordia de Dios te han alcanzado.»

Así que, en el día de hoy, si ya Dios te ha justificado como consecuencia de un arrepentimiento genuino, tómate un momento para reconocer y agradecer que las riquezas de la misericordia de Dios te han alcanzado; por lo tanto ya no estás condenado. Al igual que yo, haz recibido de forma inmerecida el perdón de todos tus pecados y el olvido de todas tus ofensas al Único Dios, y esto sólo a través de nuestro infalible mediador, Jesucristo.

Comparte contigo mismo y con otros.

¡Qué Dios te bendiga!

Emmanuel De La Rosa.

Deja un comentario